Por Hillary Clinton, precandidata demócrata a la presidencia de Estados Unidos
Durante esta elección Donald Trump se ha hecho famoso explotando prejuicios y paranoia, y eso perjudica nuestra política y nuestro país. Ahora él está diciendo que quiere prohibirles la entrada a los musulmanes a nuestro país.
Esta idea es vergonzosa y peligrosa. En momentos en que Estados Unidos debería estar haciendo todo lo posible por combatir a yihadistas radicales, el Sr. Trump les provee nueva propaganda. Él está haciendo lo que ellos quieren que haga.
Ahora, algunos candidatos republicanos están diciendo que los comentarios de Donald Trump cruzaron la línea. Sin embargo, muchos de estos candidatos también han hecho declaraciones extremas sobre los musulmanes. La diferencia está en la retórica, pero sus ideas no son tan diferentes.
Ben Carson dijo que un musulmán no debería de ser Presidente. Marco Rubio comparó a los musulmanes con miembros del partido Nazi y se negó a descartar que el gobierno vigile y cierre mezquitas.
Jeb Bush y Ted Cruz propusieron aplicar un examen religioso a los refugiados sirios, que solo los cristianos podrían pasar. Chris Christie dijo que ni siquiera deberíamos de admitir a refugiados huérfanos de 3 años de edad.
Y todos ellos insisten en que deberíamos de usar la frase “terrorismo radical islámico” —de hecho, critican a todos aquellos que no utilizan esta denominación— aunque lo que hacen es reforzar la versión de los yihadistas según la cual estamos en guerra con toda una religión.
Cuando observamos lo que todos los republicanos están diciendo sobre los musulmanes —no solo uno o dos candidatos a la presidencia, sino casi todos ellos— es difícil tomar en serio sus “esfuerzos” de distanciarse de los comentarios de Donald Trump. Él solo está articulando la conclusión lógica de lo que los demás han estado diciendo. Y como el Sr. Trump dijo en una entrevista: “ellos condenan prácticamente todo lo que digo, pero después siempre están de acuerdo conmigo”.
Esto debe de preocuparnos a todos. Este tipo de retórica pone en peligro nuestra lucha contra los extremistas religiosos: una batalla que estamos lidiando contra un grupo sanguinario y bárbaro que modifica la religión musulmana para justificar las masacres.
Estos jihadistas no pueden ser contenidos, tienen que ser derrotados. La mayoría de los musulmanes, en nuestro país, y en el mundo, están de nuestro lado en esta batalla. Muchos están luchando contra la radicalización de jóvenes musulmanes, incluso dentro de nuestro país.
Entonces, ¿por qué alguien piensa que es una buena idea el sugerir que todos los musulmanes son nuestros enemigos? ¿Cómo nos ayuda su retórica? Los extremistas religiosos están pregonando que los Estados Unidos odian a los musulmanes. Y Donald Trump sale en la televisión gritando que va a prohibirles la entrada a los musulmanes al país. Él está reforzando el argumento de los terroristas.
Trump también está atacando nuestros valores. Nuestro país fue fundado por inmigrantes que huyeron de la persecución religiosa. El ideal de que en nuestro país la gente es libre de practicar cualquier religión que prefiera es uno de los pilares de Estados Unidos.
Quizás Donald Trump debería de volver a leer la carta de George Washington a los judíos de Newport, Rhode Island, de 1790, donde les aseguró que la libertad para practicar cualquier religión sería respetada en este nuevo país, los Estados Unidos.
Washington escribió: “El gobierno de Estados Unidos no le dará autoridad al fanatismo y no fomentará la persecución”. En otras palabras, en nuestro país, tú puedes ser quien quieras y seguirás siendo parte de este país.
Apuesto que eso es algo que muchos musulmanes en los Estados Unidos quieren oír en estos momentos. Imagínense escuchar que líderes políticos amenazan con registrarlos y seguirlos, infiriendo que su religión es violenta y que ustedes son violentos y son el enemigo.
Casi 3 millones de estadounidenses son musulmanes. Ellos son nuestra familia, nuestros amigos, nuestros vecinos y nuestros compañeros de trabajo.
Ellos forman parte de nuestras fuerzas armadas, salvan vidas siendo doctores y enfermeras y forman parte importante de nuestras comunidades siendo policías, bomberos, maestros y líderes comunitarios.
Ellos son patriotas, orgullosamente americanos, como todo el resto de nuestro país. Ellos merecen respeto.
Así que hoy quiero mandar un mensaje diferente:
A los musulmanes estadounidenses: lo que están escuchando de Trump y los otros republicanos está completa y absolutamente equivocado. Eso no va de acuerdo con nuestros valores; los valores de una nación a la que ustedes pertenecen.
Este también es su país. Estoy orgullosa de ser su compatriota. Y otros estadounidenses comparten este sentimiento.
Ha llegado la hora de que todos nosotros —en especial los líderes republicanos— levantemos la voz en contra de las acciones y de la retórica de odio.
Hace unos días dos mujeres jóvenes, usando bufandas musulmanas para cubrir sus cabezas, trataban de desayunar en un restaurante cerca de la universidad de Tejas en Austin cuando otras personas comenzaron a ofenderlas gritándoles cosas racistas. Ellas se fueron llorando del restaurante, en parte por los comentarios ofensivos, pero también porque nadie en el restaurante las defendió.
Cuando iban saliendo, una de las muchachas les preguntó a los comensales: ¿a quién le importamos? Alguien respondió: “a nadie”. “Nos fuimos”, dijeron, “porque era cierto”.
Pero eso no es cierto. Y debemos asegurarnos de que los musulmanes estadounidenses lo sepan. Es así como nos mantenemos fieles a nuestros valores como estadounidenses. Y es como le demostramos al mundo quiénes somos en realidad: un país fuerte, orgulloso y unido, que después de todos estos años aún tiene claro que todos los hombres y mujeres son creados iguales.
With everything which seems to be developing within this specific subject matter, many of your viewpoints are generally very exciting. However, I appologize, because I can not give credence to your whole idea, all be it stimulating none the less. It appears to everybody that your commentary are generally not completely rationalized and in actuality you are yourself not really thoroughly convinced of your assertion. In any case I did take pleasure in looking at it.
Appearing at the same She The People forum, Bernie Sanders was heckled by several audience members while he recalled participating in the March on Washington in 1963 and hearing Martin Luther King Jr.’s “I Have a Dream” speech.